Hace apenas seis meses atrás, la situación de País favorecía a quien desde casa de Gobierno había logrado someter a todas las instituciones del estado. En una magistral planificación estratégica que tomó décadas, Juan Orlando, familia y séquito, lograron control total de Honduras, haciendo del territorio su ruta privada del narcotrafico y su fuente inagotable de recurso económico, gracias a la permisiva corrupción que enarbola su administración.
Las organizaciones sindicales, otrora defensoras del pueblo, habían sucumbido ante el dinero que compra “casi” todo y las instancias que “equilibran“ el sistema estaban inclinadas hacia un solo lado.
El ”Usurpador” se gozaba de su buena fortuna y su equipo, de manera bravucona retaban a medio pueblo. El sentimiento sobrado de funcionarios de Gobierno, enfilados por Juan Orlando, hicieron que el irrespeto y desprecio que infligieron a la Ciudadanía fuera devuelto, como el búmeran mortal que retorna a su origen.
El cielo escuchó el gemir de los muertos que sucumbían en casas, calles y aceras ante el COVID-19, sin medicamentos, equipo y hospitales porque desde casa presidencial la orden era saquear los fondos y desviarlos a bolsillos particulares.
De los muertos provino la angustia de los vivos, parientes consternados por no lograr enterrar sus caídos, muchos de ellos compañeros profesionales, espos@s, madres, padres, hij@s, herman@s, abuel@s, etc. De pronto, llegó el hartazgo, rebalsó la paciencia, la indiferencia y frialdad mostrada para hurtar miles de millones, enviaba un mensaje claro de desprecio hacia el dolor del prójimo. El Estado claramente dijo “no somos responsables por la vida del pueblo“. En ese momento, se oscureció el cielo del tirano.
De manera inesperada, surgieron posturas firmes y afines en sectores de incidencia ciudadana; CMH, CNA, FOPRIDEH, FOSDEH, COHEP, PLANAPONH y otras más, advertían del horrible genocidio provocado por el HURTO desmedido de fondos públicos; surgiendo nuevos importantes actores sociales como el “Movimiento Social El Pueblo“ quien con una celeridad impresionante logró conjuntar un acompañamiento importante de expresión ciudadana en la Costa Norte. -Ahora, Distrito Central no estaba solo.-
El “accionar” que ahora vemos por parte de varias instituciones de gobierno persiguiendo la corrupción provocada por el latrocinio de los fondos COVID-19 es reacción al clamor popular, al HARTAZGO social que está dispuesta a llevarse consigo a quien le ha provocado llanto, dolor y muerte. De todas formas, no hay nada que perder, puesto que lo más amado ya pereció.
Julio 15-2020