HARTAZGO
Articulo por Olban Valladares
01.21.2022
La Real Academia define la palabra “Hartazgo”, como ingestión excesiva de comida o bebida, pero en lenguaje coloquial o cotidiano, “Hartazgo” también se puede definir como la sensación que alcanza una persona cuando ha abusado en demasía de cualquier costumbre, habito o actividad.
El hartazgo no ligado con alimentación, por lo general provoca perjuicios a terceros y estos, a su vez, también se hartan, se hastían, se cansan, se “encabronan” de ser objeto de esa permanente actitud abusiva y ofensiva.
En la política hondureña, con las excepciones de la regla, los elegidos para ocupar los puestos de conducción nacional, han manoseado y abusado del poder, han rebasado los limites de tolerancia del pueblo hondureño y “por fin”, ahora se atisban señales de que las masas ya no toleraran semejantes atropellos. En noviembre recién pasado, las urnas gritaron con fuerza contundente su repudio a la organización política que, durante doce largos y tenebrosos años, violaran con saña, sin lastima, todas las normas morales, políticas, cívicas y legales que rigen las relaciones de toda sociedad civilizada.
Lo más repudiable en cuanto a las actitudes del partido saliente, son las acciones inmorales que se cometieron en las horas agónicas de su salida; repartición vulgar vía prestaciones multimillonarias ilegales a funcionarios de vodevil, cuyo paso por las instituciones publicas estuvieron barnizadas cuando menos de incapacidad, pero de altísima corrupción, o sea, que demasiados, transitaron sin pena ni gloria; sin embargo, hoy son premiados de una manera que ofende a todos aquellos obreros que si contribuyen al desarrollo nacional sin recibir el justo reconocimiento por su esfuerzo.
En mis amplias giras proselitistas, en los rincones más bellos pero apartados del país, procurando el apoyo electoral del pueblo para la realización de un sueño que pretendía alcanzar metas dignas de desarrollo humano, experimente una lección que jamás olvidare en todos los años que me conceda el Señor.
Hace unos treinta años, la anticorrupción constituía, al igual que hoy, el tema principal de campaña, pero había un grave problema. Nuestro pueblo, no obstante ser la víctima del flagelo, carecía de una noción clara y precisa de lo que era corrupción. Había necesidad de explicar con técnica pedagógica cómo, su pobreza era resultado del robo, del abuso y la negligencia de gobiernos sucesivos. Para el pueblo, comprender lo que era un robo de millones era algo incomprensible. Ellos jamás han visto en sus manos ni cien mil lempiras, uno sobre otro.
Por ello, jamás olvidare al humilde compañero dirigente campesino con caites y su alforja al hombro, que bajó desde una de las aldeas mas remotas de las cúspides de las sierras de Lempira y habiéndole explicado con claridad el termino “corrupción”, quitándose el endurecido sombrero típico de estas zonas catrachas me preguntó:
¿Don Olban, entonces porque los que se han hartado este pobre país, siguen con hambre?
¡Todavía no tengo respuesta!
Es por el amor de dios y respeto al prójimo, que los que aun creemos en el poder de las palabras y del dialogo, no somos participes de actos criminales y mal sanos contra todos aquellos servidores públicos que llenos de codicia y endurecida la conciencia solo ven su propio beneficio, atropellando a quien se ponga a su paso e interfiera con sus vánales objetivos. Pero, "la hora viene y la hora es" en que recibirán su porción merecida de acuerdo a su propia ambición y actos de traición a la humanidad.
La ambición desmedida aparejada de la falta de consciencia del político hondureño puesta en evidencia a través de un magnífico escrito.