El recuento de la historia humana es de evolución e involución, construcción y destrucción, luz y oscuridad pero también existe la amenaza de la noche eterna, siendo esta la que a toda costa se debe evitar.
Es usual que en la construcción de sociedades y civilizaciones, sobresalga el desarrollo y crecimiento de esos pueblos pero también es justo resaltar que cuando estas mismas poblaciones han alcanzado su máximo potencial, que no necesariamente es el cien, le sigue el declive, deterioro y hasta su posible extinción.
En el país de las 5 estrellas, al parecer, nuestra sociedad vivió una corta evolución. extremadamente limitado, el país quedó congelado en pensamiento y actitud de mera sobrevivencia; sin ambición de: crecimiento, competencia, conocimiento, riqueza, ciencia, cultura, arte, tecnologia y demas; características de una nacion robusta y de avanzada.
Honduras, sumergida en espiral de conflictos que le inhiben salir adelante, continúa empantanada y sin lograr resolver los altos índices de violencia, corrupción e impunidad. Es esa violencia la que provoca la inseguridad que motiva a cientos de miles a buscar nuevo suelo. Es esa corrupción la que limita alcanzar espacios de prosperidad colectiva y es esa impunidad la que nos señala que los buenos dejaron de ser mayoría.
La insatisfacción en el corazón de la gente sigue firme en su camino. Mientras no se deje atrás, prácticas tradicionales en dónde el caudillo de turno es amo y señor de absolutamente todo lo que existe (tierra, recursos, animales y personas), la oportunidad de cambio positivo a favor de los que aún creemos en la santidad del suelo patrio, seguirá durmiendo el sueño de los justos. Los éxodos forzados en países como Cuba, Venezuela y ahora Nicaragua han sido masivos al igual que la destrucción de sus sociedades. Honduras no debe seguir ese camino porque con mucha convicción puedo establecer que ni los mismos que ahora gobiernan, permanecerían en un país subyugado completamente si se encontraran fuera del poder.
Allan Bernardez
Febrero-05-2024