La semana santa de cada año es un período de reflexión y recogimiento espiritual nos muestra a un Dios vivo que por salvar a la humanidad del pecado ofreció a su propio hijo unigenito, pues, permitió que fuese inmolado por amor real, porque, no hay mejor amigo que aquel que da su vida por los demás; veamos esto como una y poderosa razón para convivir armoniosamente en el planeta tierra provista con todo lo que necesitamos y sobra.
Padecer y morir está inherente al ser humano pobre o rico, sencillo o con poder, iletrado o académico, etc; lamentablemente aquel que ostenta cargo electivo alcanzado democráticamente legal o ilegalmente se llena de vanidad bajo el engaño del diáblo que con su habilidad infernal le hace creer que es el único y que por tanto puede hacer con el pueblo lo que quiera al antojo de si mismo, porque; para eso ocupa y ejerce el mencionado cargo perdiéndose junto con los que le siguen y dejar a su paso miseria, desolación y muerte de inocentes creyéndose que su delito nunca será descubierto ni aborrecido.
Padecer y vivir bajo la mano poderosa de Dios vivo aaahhh para eso debemos conocer, estudiar, excudriñar y entender el mensaje escrito en la biblia como palabra verdadera, pero, no de manos de cualquier tonto que llevando el mencionado libro en el sobaco se llama así mismo pastor, apostol o profeta de feria para engañar y destruir la fe del cristiano, porque, si deberas queremos ser servidores de Jesus debemos darnos a los demás sin esperar pago alguno, en cambio, muchos prefeieren robar al necesitado o no cumplir la ley para atragantarse a si mismo con dinero ajeno para según ellos darse la gran vida que no se merecen, aunque, moral y psicológicamente sean señalados en los lugares sociales que asistan o frecuentan y al contrario de Jesús el hijo único del Dios vivo que por predicar el bien y llevar esperanza a los pobres ofrecio su cuerpo y sangre ante la injusta e inhumana plebe que hoy día sigue crucificándolo levantando ídolos entre ellos el oro y el dinero que según la historia no es nada nuevo por la injusticia de la corrupción e impunidad que reina y somete a pueblos dentro del exclavismo.
Cada quien rendirá cuentas en su momento, porque, finalmente el hombre perece por desconocimiento o peor será si conociendo peca; invito a los que ocupan puestos desde el más sencillo hasta el cargo ostentoso de poder al resedor del mundo a que revisen su conciencia y rectifiquen su mal proceder para que la paz y la justicia puedan habitar en este difícil y controvertido mundo, donode, todos podamos vivir ayudandonos entre nosotros pero sobre todo al más necesitado.
La vanidad es el pecado favorito del diáblo en la que muchos han caído en la trampa por codicia.
Excelente reflexión en el inicio de la Semana Mayor.