La Peste que Nunca Fué
Hace 1 semana, los hondureños acudieron a las urnas. Al igual que 4 años atrás, la democracia os brindaba la oportunidad de juzgar, premiar o castigar cuatro años de gobernanza pública. Tal como expuse en uno de mis artículos anteriores, las incontables filas de hondureños, al unísono corearon "Libre nunca más...".
Los hondureños consientes de lo que estaba en "juego", sabían que ésta elección superaba cualquier ego politico partidario y no digamos la pésima administración de un gobierno saliente que había llegado al poder, "vendiendo" discurso de reconciliación de la familia hondureña y reconstrucción del estado de derecho. Pero la realidad había sido distinta, la gobernante, su grupo mas cercano y familia, habían "prendido fuego" al país; el discurso incendiario de su candidata presidencial, elaborado desde las entrañas de una mente constructora del caos y un corazón envenenado por trivialidad, amenazaba la producción, la convivencia pacífica, la propiedad privada y los derechos fundamentales de los ciudadanos. El resultado de la elección presidencial fue una paliza de "santa madre", de aquellas que hasta al hijo mas "pando" deja en modo reflexivo y le alecciona apartarse del camino del mal.
La reciente elección de autoridades en el pais centroamericano era de vida o muerte, de permanencia o expulsión, de violencia o paz, de ruptura o reconstrucción.
Por lo delicado del proceso, garantizar resultados confiables y veraces, era determinante. Cualquier duda podría encender la mínima chispa de crispación y avivar en el partido politico oficialista, ideas e intenciones"maquiavelicas" que les brinde oportunidad de replantearse en la búsqueda de mantenerse en el poder.
Cada voz autorizada que se alza contra el proceso se convierte en tanque portátil de oxígeno en favor de Libertad y Refundación. Cada acusación que cruzan los institutos politicos en contienda directa por la presidencia, es un bálsamo ante la herida mortal que asestó el pueblo hondureño al partido rojinegro.
Los candidatos del partido Nacional y partido Liberal deben tener mucha sapiencia y decernimiento para no dar por "muerto" a quien agoniza pero aún no se despide por completo. Recordemos que la transición oficial de poder se da hasta el 25 de Enero del 2026.
Ante el inminente escenario final que significará la declaratoria oficial del proceso eleccionario por parte del ente electoral, Honduras logra por tercera ocasión, (cuarta para otros) mantener por poco, su modelo democrático, aunque imperfecto.
Alzar plegarias y voces de conciencia a los actores politicos en procura de un gobierno justo, generador de políticas públicas con efecto positivo para las mayorías, sería reiterativo. Sin embargo, algo cierto es: -la generación de hondureños defensores de las libertades pronto pasará a retiro obligatorio y si los ahora milenials no aprenden a tutelar con dientes apretados lo que han heredado, llegará en su momento la partida de la democracia hondureña-.
Allan Bernardez
Diciembre 07-2025
