Dónde está el dinero dijo el pordiosero
César Indiano
Triste e ingenuamente los hondureños creen que a través de su pregunta sin respuesta ¿Dónde está el dinero? O que, posteando memes en las redes sociales, se puede derribar a un tirano. La gente – en su infinita ociosidad – piensa que la política es una broma y que todos los berrinches que se suben a los muros de Facebook e Instagram tienen el suficiente impacto político para perturbar a un dictador. Qué inocencia.
La política es algo más serio y preocupante de lo que todos creen y suponen. No es una diversión colegial ni una manera de matar el ocio improductivo, es una actividad tan pero tan importante que cuando se hace en serio la persona puede acabar desterrada, acusada, marginada y hasta asesinada.
Las armas que tiene en sus manos un déspota desquiciado como Juan Orlando Hernández (Juanito alimaña) no son de fogueo y los chanchos que lo custodian no disparan confites. Las tácticas siniestras de quien gobierna un país a punta de balas son asombrosamente metódicas y al mismo tiempo despiadadas.
Yo prefiero – por su propio bien – que la gente que no tiene conocimiento, valor, estrategia y lenguaje no se meta en política. Y si la tentación es mucha pues hay que hacerlo con cierta responsabilidad. No podemos asumir estos temas como si estuviéramos organizando una colecta para la fiesta de San Isidro, insisto, no se hace política por entretenimiento ni por sentimentalismo ni es bueno verter opiniones al sopapo, creyendo que las palabras no tienen consecuencias.
Además, si los insultos fueran efectivos hace mucho tiempo que los venezolanos hubieran derribado al forajido que actualmente los oprime, mejor conocido como “El Burro”. Si los berrinches y las rabietas tuvieran alguna eficacia política los nicaragüenses ya días hubieran destronado a Daniel Ortega alias “el trompudo”. Conocido también como “el Chamuco” y llamado también “El Anticristo” entre sus camaradas.
Durante cuarenta largos años los españoles chillaron y patalearon en manifiestos, mítines y proclamas para destronar a un hombrecito barrigón, insignificante e insustancial y sin embargo Paca la Culona (así le decía Queipo del Llano al Caudillo de España) se tomada en serio su mando: mataba a sus opositores, encarcelaba a sus críticos y desterraba a sus adversarios.
La fórmula probada para un tirano – llámese Franco, Fidel o Pinochet – es bien sencilla: mata, miente y encierra. Los dictadores jamás están solos, siempre tienen perros entrenados en los batallones, cerdos locuaces en la prensa y chacales orejones en las calles, olisqueando, viendo, escuchando, olfateando, rastreando, husmeando cada palmo de las aceras de noche y de día.
El autócrata más idolatrado de los cachurecos, Tiburcio Carías Andino conocido también como “La Buchona”, encerraba, desterraba y enterraba. Cientos de familias hondureñas fueron expatriadas a México, a Guatemala y a El Salvador entre 1932 y 1948 y en el destierro tocaron la miseria con sus propias manos.
Entonces – por respeto a los que sufren la pérdida de un ser querido, a los que lloran en el exilio debido a la persecución y a los que tiemblan de hambre en los calabozos por orden de un opresor – la gente no debería tomarse la política a la ligera.
Es verdad que uno se relaja lanzando dardos sobre las fotos de los dictadores caras de caballo; debo confesar que cuando veo a la alimaña hablando burradas en sus cadenas nacionales me dan ganas de agarrar a patadas el televisor. Pero calma, sin seriedad nada podemos lograr en esta vida. Los costos y las consecuencias de participar en serio en las cosas relevantes de una causa colectiva pueden ser altos y con eso no se bromea.
Hay un tipo de tontería que se perdona porque es involuntaria, pero la tontería en política es elegida. Si en la mente de un ciudadano no está claro qué es La Libertad y por qué hay que defenderla si fuese necesario con la misma vida, seguramente se luchará con furia por estupideces. Del socialismo, del fascismo, del comunismo y del nacionalismo han brotado los criminales más célebres de este mundo y el que no sabe esto no aporta nada y se vuelve un mamón.
Miles de mártires ingenuos que se metieron en política por afición o por emoción, recibieron honras fúnebres de sus mismos asesinos. Stalin les hacía monumentos de mármol a los fieles camaradas que morían por su causa y de igual modo exterminaba a todo aquel que se le opusiera. Cifras optimistas demuestran que entre 1922 y 1952 este gran hijo de puta asesinó, encarceló y torturó a cuatro millones de rusos y tal era su dominio mediático que los soviéticos le llamaban “El Bienhechor Amado”.
Entendamos esto: la política puede ser divertida y entretenida mientras se haga con emoticones y pulgares arriba en las páginas de Facebook, pero al mismo tiempo puede ser la cosa más inservible de este mundo si el objetivo es otro y no La Democracia.
Lo único que está en juego es La Libertad y es por eso por lo que millones de ciudadanos se han ganado la cárcel, el exilio y la persecución.
No es nada agradable vivir bajo la bota de un dictador acorazado, pero me sacan de quicio cuando oigo decir a los opositores que Juanito Alimaña se roba el dinero, mata a sus críticos, entrega a sus parientes, extorsiona a sus cómplices, saquea las instituciones y doma a la prensa, por favor ¿qué cosas espera la gente de un verdugo? ¿acaso que un demonio de ese calibre se levanta para repartir margaritas y caramelos?
Caramba ¿acaso existe un placer más grande para un opresor que tener a todos los habitantes de un país agarrados de los huevos? El ingenuo piensa que la política es un asunto de comida, empleo, salud y educación ¡Oh, Dios dame paciencia!, la dictadura se trata de una sola cosa compatriotas: colgar de los cojones a ricos y a pobres, a tontos y a eruditos. Ver cómo chillan en su impotencia, berrean en su miseria y se orinan en su miedo.
En palabras sencillas, una dictadura es “una operación vengativa” que un demente pone en marcha para eliminar a todos aquellos que no le obedecen, no lo admiran y no lo aprueban. De ahí que el fin único y último de la política – entendida como ciencia – es proteger a los pueblos de sus propias bestias.
Magnifico escrito que devela la seriedad de lo que verdaderamente está en juego en Honduras. Solo Indiano tiene la facilidad de redactarlo de esa manera.